En 1542 cuando se hizo el
trazo inicial de lo que sería la ciudad de Mérida por los conquistadores que la fundaron, se dejó un espacio
tres cuadras al norte de la plaza principal que sirviera de plazuela dentro de
un área que fue destinada para los negros y mulatos que fueran traídos por los
españoles para su servicio.
El conquistador y encomendero Pedro García decidió construir pocos años después, en el lado oriental de la plaza, del otro lado de la actual calle 60, una ermita cuya construcción se concluyó en 1575, poniéndole el nombre de Santa Lucía, para dar servicio religioso a los habitantes del barrio. Se aprovechó además, la parte sur del atrio de la pequeña iglesia, para que sirviera de cementerio. Este camposanto funcionó como tal hasta el año de 1821. A la iglesia se le fueron haciendo mejoras y ampliándola, hasta alcanzar su dimensión actual hacia el año de 1760. En la actualidad tiene una entrada rectangular enmarcada en cantera, vitral y espadaña. El año de 1804 el gobernador Benito Pérez Valdelomar transformó en una plaza vistosa y agradable el lugar que para entonces se hallaba convertida en un muladar. Ya en el siglo XX el parque se dedicó a honrar a todos los músicos y compositores de la trova yucateca. Desde el año 1965, cada jueves, el rincón del parque colonial se transforma en un escenario para la ya tradicional serenata yucateca. Ahí, en tales días, conocidos tríos de trovadores, la Orquesta Típica Yucalpetén y grupos de jaraneros interpretan las melodías y los bailables regionales más populares. |